T-A-C-T-E-C

• por Dr. James y Shirley Dobson, publicado en la revista número 28

Mis abuelos estuvieron casados por más de medio siglo. Desde que se conocieron, jugaron un juego especial. La meta de su juego era escribir la palabra “tactec” en un lugar inesperado para que el otro la encontrara. Tomaban turnos dejando la palabra “tactec” por toda la casa; y tan pronto como uno la encontraba era su turno esconderla para que la encontrara el otro.Con los dedos, grababan la palabra en harina o azúcar que se encontraba en recipientes para que la encontrara el que prepararía la siguiente comida. La escribían en la humedad que cubría los vidrios de las ventanas que daban al patio donde la abuela nos daba el budín con colorante azul que ella misma preparaba. Escribían la palabra en el espejo del baño, donde aparecía después de la humedad de cada baño caliente. Una vez, mi abuela desenrolló un rollo completo de papel higiénico y escondió la palabra al final.La palabra “tactec” aparecía por todos lados. Notitas escritas apresuradamente aparecían en el tablero o el asiento del automóvil, o se encontraban pegadas con cinta engomada al volante. Las notas se escondían dentro de los zapatos o debajo de las almohadas. Se escribía “tactec” en el polvo de la repisa o en las cenizas de la chimenea. Esa misteriosa palabra formaba parte de la casa de mis abuelos al igual que sus muebles.Me llevó mucho tiempo apreciar complemente el juego de mis abuelos. El escepticismo me ha impedido creer en el amor verdadero, el amor que es puro y que perdura. Sin embargo, jamás tuve dudas de la relación de mis abuelos. Para ellos el amor no tenía secretos. Era más que sus pequeños juegos de coqueteo, era su modo de vida. Su relación estaba basada en una devoción y afecto apasionado que no todo el mundo experimenta.Siempre que podían, mi abuela y mi abuelo se tomaban de las manos. Se robaban besos cada vez que se tropezaban en su pequeña cocina. Al hablar, uno terminaba las frases del otro y compartían el crucigrama y el acertijo diario del periódico.Mi abuela me susurraba al oído lo guapo que era mi abuelo, que se había convertido en un anciano muy apuesto. Hacía alardes de que ella había sabido “elegir”. Pero había una nube oscura en la vida de mis abuelos: mi abuela tenía cáncer. La enfermedad le había aparecido hacía diez años. Como siempre, mi abuelo estuvo a su lado en cada paso del camino. La confortaba en su dormitorio amarillo, que había pintado de ese color para que ella pudiera estar siempre rodeada de la luz del sol, aun cuando estaba muy enferma para salir afuera.Ahora el cáncer estaba otra vez atacándole el cuerpo. Con la ayuda de un bastón y la mano firme de mi abuelo, iba con él a la iglesia todos los domingos. Pero mi abuela se fue poniendo más y más débil hasta que finalmente no pudo salir de la casa. Por un tiempo, mi abuelo iba a la iglesia solo. Entonces, un día, lo tan temido sucedió: mi abuela falleció.“TACTEC” estaba pintado en amarillo en las cintas rosadas del arreglo floral del funeral de mi abuela. Cuando la gente comenzaba a salir; mis tías, mis tíos, mis primos, y otros miembros de la familia pasaron adelante y se reunieron por última vez alrededor de mi abuela. Mi abuelo se paró al lado del ataúd, y tomando aire, comenzó a cantarle a mi abuela. A través de su dolor y lágrimas, surgió la canción, cantada con una voz profunda y un poco ronca; era una canción de cuna.Temblando, abatida por mi propio dolor, jamás olvidaré ese momento. Porque supe que, aunque no podía siquiera imaginar la profundidad de su amor, sí tuve el privilegio de ser testigo de su belleza sin par.T-A-C-T-E-C. Te Amo Con Todo El Corazón.

LA ESPERA TRAE RECOMPENZAS 8)

Era una tarde hermosa, la calle repleta de niños felices, algunos que no conocía pero no importaba, tú estabas jugando con ellos y no conmigo. Te pedí que me hicieras caso, que me pusieras atención, pero no, estábamos frente a frente y alrededor nuestro el resto de niños, me dijiste que ya no importaba, que lo habías contado a todos todo.

¿Todo?

La primera ves que te hable fue porque en la calle se había ido la luz, mi abuelita y tu mamá estaban platicando, y tu mamá me invito a que jugara contigo y con tu hermanito, estaban coloreando. Yo era muy tímida, pero acepte. De ese entonces en adelante nuestros juegos eran más atrevidos y secretos. En el cuarto, en mi cuarto, en el ropero, en las casas abandonadas de la calle… eran el escenario perfecto para nuestro juego de besos. No teníamos mas de 7 y 8 años, pero fuiste mi primer amor, y yo el tuyo. Durante 3 años duramos así. Eso era todo… ¿te atreviste a contarles… todo?

Un día, un 19 de Septiembre del 2001 exactamente, mis padres me dijeron “Feliz cumpleaños, ¡Ay! ¡Mañana nos vamos!” ¿Vacaciones? Dos años después me preguntaba cuando acabarían esas vacaciones… 7 años después, en mi cumpleaños en el 2008 me dijeron que me darían de regalo un viaje a Celaya… ¡Yupi! De nuevo en las calles de mi infancia, con el resto de mi familia, y de una forma extraña de ti, aunque lo ultimo que sabia de ti era que estabas estudiando en México.

El martes llegue a Celaya, para el miércoles ya sabía que tú estabas allí, en tu casa y no en México, el jueves me entere que siempre salías a platicar con la vecina de la tienda. Y el viernes. Acompañamos a mi tía a la pecera, y pasamos frente a una tienda pero no vi a nadie más que a la señora y al señor de la tienda, llegamos a casa y le pedí permiso a mi abuela de ir a comprar pan para tomar café, era puro pretexto para ir a la otra tienda; me acompaño Carlos mi primo, yo iba ilusionada de encontrarte, llegamos, y la señora (que es tu tía) bromeaba con mi primo, salió un joven, apuesto de verdad, me miraba y yo me sonroje un poco, pero estoy acostumbrada a esas miradas coquetas, baje la mirada tratando de ignorarlo. Salió tu mami, platicamos y al fin pregunte “¿y Jorge?” no sabía si realmente quería verte, la ultima ves que te lo pedí me ignoraste y me dolió mucho, pero otra parte y mayor a la que se oponía, sí, quería verte, abrazarte y besarte con locura, tu mamá le dijo a tu tía que te hablara, mientras que ella se escondía… “Jorge” te gritó, “ay voy” gritaste desde adentro, tardaste. Y salió ese apuesto joven que hace unos minutos antes me había mirado sin parar. “¿Jorge?” pregunte asombrada. Había dejado pasar 3 días para este encuentro, y las dos emociones dentro de mi peleaban para: reclamarte lo de aquel día o para correr a tus brazos. Y lo único que me atrevía a hacer fue decir ¿Jorge? Te veías muy emocionado, una sonrisa tremenda, salimos de la tienda y me acompañaste a la casa, Carlos metió el pan y le dijo a mi abuela que estaría contigo.

Me dijiste que cuando saliste no te atreviste a preguntarme nada, que trataste de reconocerme, pero escuchaste la conversación de tu mamá y te asomabas por la ventana para verme, que te fuiste al cuarto y te tiraste en la cama y que tapaste con una almohada el grito de emoción por verme, y que cuando te hablaron aun no lo podías creer. Me contaste que tu deseo era verme de nuevo, que lo habías soñado, que era tu mayor anhelo, que nunca me dejaste de querer, que nunca amaste a nadie más ni tanto como a mí. “Ay, que lindo” y te abrace. Me atreví, gire un poco la cabeza y te di un beso. Nos soltamos, me comentaste que habías tenido otras novias a las que quisiste pero que ambas te dejaron por otro, que desde entonces habías prometido no querer a nadie mas, prometiste no volverte a enamorar, pero ahí estábamos los dos. Tú te acordaste de un tal Jorge Luis, yo apenas si lo recuerdo, era mi amigo en la primaria, dices que te contaba tanto de el como “y mi novio Jorge Luis…” y que tú te ponías celoso. “¿Enserio? Ay, mi niño” lo decía con ternura y de nuevo los brazos se encontraron, nos vimos a los ojos y me besaste. “Mi primer novia” dijiste, “Te amo, mi novia” sin soltarte voltee a verte “¿Enserio?” “Sí”. Así que habíamos vuelto a ser novios. La primera ves que me atreví a hablar de ti fue porque me habían preguntado sobre a quien había querido y amado mas, pensaron que respondería a alguien conocido, pero después de 4 años sin verte volví a hablar de ti, tal ves con un poco de rencor, pero sólo yo sabía que era mas amor que cualquier otra cosa. Nadie puede creer esta historia.

Cada noche durante 5 días así fueron, nos veíamos y caminábamos alrededor de la cuadra, me presentaste a algunas personas, me quedo muy claro que me amas, que me quieres tanto que me esperarías otros años para estar juntos, y que cuando esa próxima ves que nos veamos será para siempre. Al segundo día que nos vimos me pediste que fuera tu esposa. Acepte. Y de nuevo en casa (¿casa?) con mi familia, aunque a muchos de mis “amigos” no les gusta para nada la idea de este loco amor y aunque estemos a 12 horas de distancia: somos la pareja mas feliz del mundo, el destino o Dios o la suerte, como quieras llamarle, nos ha unido, desde hace 10 años y a pesar de todo y todos, si nos volvimos a ver es por algo. Es porque TENEMOS que estar juntos. Lo hemos prometido. Esperar, pues, la espera trae recompensas.
o_Oººº(AhIdE)